lunes, 5 de mayo de 2014

De librerías

En el texto, la autora pone de manifiesto su opinión sobre los libreros, y sobre los libros en general. Y puede ser que esa relación cliente-librero sea bonita si se ha tenido de siempre. Pero si no tienes una librería fija y vas a la que te pille abierta, pues la verdad es que es en estos momentos en los que te da igual ir o quedarte en casa y comprarlo por internet (o no comprártelo y te lo descargas, aunque hay serias disputas y pillajes hacia los que lo hacen).
Muchos critican esas relaciones inhumanas, ya sean de compra o sociales. Yo, personalmente, no estaría todo el día delante del ordenador porque, a diferencia de la razón por la que la gente lo hace, es cansado para tu cuerpo, tu vista y tu organismo. Pero sí que es gratamente beneficioso en esos días en los que, por diversas razones, no te apetece en demasía salir a la calle. Pues coges el ordenador, compras lo que quieras, hablas con tus amigos, te ves una película (anteriormente pagada), y sin salir de casa. ¡Ya habrá tiempo luego de salir y respirar aire fresco! Por el momento, la relación ordenador-cliente es más que aceptable.
Si tienes una larga tradición con tu librero, es mucho más especial que duda cabe el comprar las cosas teniendo que andar cuatro pasos y entablando una conversación con el susodicho. Y el descuento que te puede proporcionar puede ser mayor que el de Amazon.
En definitiva, no puede compararse una relación estrecha con una persona con la frialdad de un ordenador, pero mientras llueva fuera...

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