Los
padres, esas figuras que los hijos, hasta cierta edad, conservan en un
pedestal. ¿Porqué? Porque saben que cualquier cosa que les pase, por duro que
sea el castigo venidero, siempre pueden contar con ellos pase lo que pase. Por
ello, las figuras paternales deben ser conscientes de la gran presión y el duro
trabajo al que están sometidos. No pueden tomarse esto a la ligera como algo
que “te ha tocado” y tienes que sobrellevarlo como puedas.
Si se tiene un hijo, debe ser porque
se quiere tenerlo de verdad, no porque su mujer haya insistido hasta que aceptaras,
y cuando haga alguna travesura de niños, no se debe tener como excusa “estos
niños... no sabéis lo cansinos que son...”, suspirar y dejarles que sigan
molestando. ¡Todo el mundo sabe lo cansado que es cuidarlos, pero no por eso se
les debe dejar hacer lo que quieran cuando quieran diciendo que sólo es un
niño, desembocando en que de mayor sí que hará lo que le venga en gana y pueda
ocurrir cualquier cosa nefasta... como aquella noche en el Madrid Arena, cuando
muchos padres no sabían ni lo que estaban haciendo sus propios hijos.
Tener hijos es algo muy serio, que
por muy difícil que sea se les tiene que dar un ejemplo constante sin flaquear
ningún momento. O simplemente, que no te importen todas estas minucias y te
llene de verdad ser padre y te haga feliz, no tratarles como una carga. Es uno
de los cometidos principales de un padre. Ser consciente de lo que conlleva y
que además te sientes bien haciéndolo.
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